Cenas de sobaquillo, la excusa perfecta para reunirse

Cuando pensamos en Valencia, rápidamente nos invade un olor a pólvora, se nos acelera el latido al ritmo de la mascletà y vemos claramente el crepitar de las llamas. Efectivamente, Valencia son Las Fallas, pero es mucho más. Esta provincia, bañada por el sol y rica en historia, es un lugar donde las tradiciones no solo se celebran, sino que también se viven. Entre sus costumbres más entrañables se encuentran las cenas de sobaquillo, una tradición que refleja el espíritu comunitario y el arraigo a la tierra. Pero, ¿qué son exactamente estas cenas y cómo se entrelazan con otras tradiciones que conforman la identidad valenciana? Las cenas de sobaquillo son una costumbre popular en Valencia que invita a la convivencia y al disfrute de la gastronomía local. El término «sobaquillo» hace referencia a la forma en que los comensales llevan la comida bajo el brazo, como si fuera un picnic improvisado. Esta tradición suele llevarse a cabo en reuniones familiares o entre amigos, donde cada participante aporta un plato para compartir. El ambiente es festivo; risas, anécdotas y buena música acompañan a los sabores tradicionales. Desde la paella hasta los embutidos locales, cada bocado cuenta una historia. Estas cenas no solo son una oportunidad para disfrutar de la deliciosa gastronomía valenciana, sino también para fortalecer los lazos entre las personas. En un mundo cada vez más digitalizado, estas reuniones nos recuerdan la importancia del contacto humano y del compartir. Las tradiciones son mucho más que simples costumbres; son el hilo conductor que une a generaciones pasadas con las presentes. A través de ellas, se transmiten valores, creencias e historias que forman parte del tejido cultural de una comunidad. En Valencia, estas prácticas no solo celebran lo local; también fomentan un sentido profundo de pertenencia. El sentimiento de arraigo se manifiesta cuando vemos a familias enteras participar en las mismas tradiciones año tras año. Los abuelos enseñan a sus nietos, y sigue girando la rueda de las tradiciones. Este legado intergeneracional crea vínculos emocionales fuertes que perduran en el tiempo. En tiempos donde lo global parece prevalecer sobre lo local, mantener vivas estas tradiciones es esencial para preservar nuestra identidad cultural. Las cenas de sobaquillo y otras festividades no solo nos conectan con nuestras raíces; también nos permiten construir comunidades más fuertes y solidarias. Al participar en estas costumbres, reafirmamos nuestro compromiso con nuestra tierra y su gente. Cada cena compartida, cada falla quemada o cada paso procesional vivido nos recuerda que somos parte de algo más grande: una comunidad vibrante llena de historia y significado. Las tradiciones como las cenas de sobaquillo son un reflejo del alma valenciana. Nos enseñan sobre la importancia del compartir, del celebrar juntos y del sentirnos parte de una comunidad rica en cultura e historia. Al honrar nuestras costumbres locales, no solo preservamos nuestro patrimonio; también cultivamos un sentido profundo de pertenencia que une a todos como valencianos. Te invitamos a sumergirte en estas tradiciones: participa en una cena de sobaquillo con amigos o familiares, asiste a las Fallas o vive intensamente cualquier otra festividad local. Porque al hacerlo, no solo disfrutarás del momento; estarás contribuyendo a mantener viva la esencia misma de Valencia.   Este relato aúna Social, Local y Content. Todo lo que nos gusta en Soloka Brands.  Si fueras una marca que quisiera estar cerca de los valencianos, ¿no te gustaría contar esta historia?

“La Pichocha” y el Modernismo en Novelda

Cuando hablamos de Modernismo, nuestra mente viaja inmediatamente hacia Barcelona y Gaudí, pero hay un lugar en la provincia de Alicante donde se alza como un auténtico tesoro arquitectónico la historia del modernismo español y este movimiento arquitectónico se presenta en su máximo esplendor de líneas curvas y juegos de luz. Esa ciudad es Novelda.  En Novelda, el legado modernista se entrelaza con la conmovedora historia de una mujer valiente: Antonia Navarro, conocida como La Pichocha. Dicen que este apodo se le puso despectivamente debido a su aspecto, poco femenino según los cánones de finales del siglo XIX. Esta mujer, nacida en 1846, desde joven mostró un espíritu indomable y una pasión desbordante por el arte, pero no tuvo ni mucho menos una vida fácil: se casó con Luis Navarro Abad pero quedó viuda tan sólo 8 años después de su boda. Fruto del matrimonio nacieron sus tres hijos: Carmen, Antonio y Luisa, pero Antonio murió con tan solo 12 años. A estas dos trágicas pérdidas, Antonia sumó también la de su padre, que cambiaría radicalmente su vida. De él heredó no solo su fortuna, sino también una capacidad innata para dirigir sus negocios.  En ese momento se hizo cargo de todo, pero no estaba sola. La acompañaban su madre y sus dos hijas. Mujeres apoyando a mujeres. Un auténtico matriarcado. En un mundo laboral en la que solo había hombres, consiguió ganarse con mucho esfuerzo y trabajo su respeto.  Antonia (nos resistimos a llamarla La Pichocha) viajó por negocios por toda España y visitó casi todas las urbes europeas. A lo largo de estos viajes, absorbió y fue trayendo a Novelda todas las corrientes culturales que surgían en cada ciudad: el el El Sezesionism, el Liberty Style y sobre todo, el Art Nouveau, se ven reflejadas en su casa palaciega, esa que ordenó construir y que hoy se llama Casa Museo Modernista. En esa casa, hoy emblema del Modernismo en Novelda, plasmó como nadie esas tendencias y también un amor hacia el universo femenino, homenaje a ella misma, pero también a las mujeres que la acompañaron: hay un rostro de mujer integrado en la decoración, que aguanta el peso de la construcción; un rostro bello y solemne. Y todo ese simbolismo envuelto en curvas sinuosas y colores pastel, con una luz vibrante que lo ilumina todo. La Pichocha no sólo transformó su hogar; lo convirtió en un refugio para artistas e intelectuales que buscaban inspiración. Allí se celebraban eventos que promovían el modernismo y la cultura local.  Antonia simboliza la fuerza, la determinación y la lucha sin tregua en un mundo que parecía imposible, en un mundo lleno de prejuicios, de “apodos”, de repudia hacia lo diferente. Ella nunca permitió que esos obstáculos apagaran su luz; al contrario, los utilizó como combustible para seguir adelante, y los plasmó en esta casa que aún irradia su energía.. Hoy, la Casa Museo Modernista está abierta al público como un homenaje a Antonia Navarro y al legado del modernismo en Novelda. Al cruzar sus puertas, los visitantes son transportados a otra época; pueden sentir la energía creativa que aún palpita entre sus paredes adornadas con muebles originales y obras de arte que reflejan la estética modernista. Visitar este museo es más que explorar arquitectura; es rendir homenaje a todas aquellas mujeres como La Pichocha que lucharon por dejar su huella en un mundo que muchas veces les dio la espalda. Su vida es un testimonio inspirador sobre cómo la pasión por el arte puede trascender barreras y crear espacios inclusivos donde todos puedan expresarse. Desde Soloka Brands, te invitamos a visitar Novelda, a descubrir el Modernismo y a entrar en su Casa Museo Modernista, para poder descubrir sus bellos rincones y mirar a través de los ojos de esa mujer que lo hizo posible: Antonia Navarro.   Este relato aúna Social, Local y Content. Todo lo que nos gusta en Soloka Brands.  Si fueras una marca que quisiera conectar con las mujeres, ¿no te gustaría contar esta historia?

María de la O Lejárraga, la invisible dramaturga

En el insondable panorama de la literatura y el teatro español, hay figuras que, a pesar de su talento y contribuciones, han quedado en las sombras de la historia. Estar a la sombra, bajo seudónimos masculinos, era más que habitual en una época en la que las mujeres no podían expresarse con libertad. Una de estas mujeres, aunque hay muchas más, es María de la O Lejárraga, una dramaturga nacida en La Rioja que, a lo largo de su vida, escribió prolíficamente bajo el seudónimo de su marido, Gregorio Martínez Sierra. Su historia es un recordatorio poderoso de las luchas por el reconocimiento y la visibilidad en un mundo donde las voces femeninas a menudo eran silenciadas. María nació en 1874 en una familia acomodada que le permitió acceder a una educación privilegiada. Desde joven mostró un gran interés por la literatura y el teatro, pero fue en su matrimonio con Martínez Sierra donde comenzó a forjar su carrera como escritora. Sin embargo, en lugar de recibir el reconocimiento que merecía, sus obras fueron publicadas bajo el nombre de su esposo. Esta decisión no solo refleja las normas sociales de la época, sino también las dificultades que enfrentaban las mujeres para ser reconocidas en el ámbito literario. A pesar de esta invisibilidad, María fue una autora prolífica. Escribió más de 30 obras teatrales, ensayos y relatos cortos que abordan temas como la identidad femenina, los derechos sociales y la lucha por la igualdad. Su estilo era innovador y audaz para su tiempo; exploraba emociones humanas complejas y desafiaba las convenciones sociales establecidas. Uno de los relatos más destacados de María es «La niña del mar», una historia que ha sido considerada como una posible inspiración para el clásico animado «La Dama y el Vagabundo» de Disney. Aunque no hay pruebas definitivas que vinculen directamente su obra con la película, muchos críticos literarios han señalado similitudes temáticas entre ambas narrativas: el amor entre dos mundos diferentes y la búsqueda del hogar y la pertenencia. A lo largo de su vida, María luchó incansablemente por obtener el reconocimiento que merecía. En 1936, tras estallar la Guerra Civil Española, se exilió a Argentina junto a su marido. Allí continuó escribiendo y defendiendo los derechos culturales y sociales de las mujeres. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos y logros, su legado ha sido relegado al olvido durante décadas. Hoy en día, estamos comenzando a redescubrir a María de la O Lejárraga y su valiosa contribución al mundo del teatro y la literatura. Su historia nos invita a reflexionar sobre cuántas voces femeninas han sido silenciadas a lo largo del tiempo y cómo podemos trabajar para darles visibilidad. El resurgimiento del interés por sus obras es un paso importante hacia la reivindicación de su figura. En un momento en que se busca recuperar historias olvidadas y dar voz a quienes fueron marginados, María se erige como un símbolo poderoso del talento femenino que desafió las normas establecidas. Al recordar a María de la O Lejárraga no solo celebramos su obra; también honramos a todas aquellas mujeres que han luchado por ser escuchadas en un mundo que muchas veces les dio la espalda. Su legado nos recuerda que cada historia cuenta y merece ser contada. Así que, desde Soloka Brands, te invitamos a explorar sus obras, descubrir su vida e inspirarte en su valentía. Porque cada voz silenciada puede resonar con fuerza si decidimos escucharla.   Este relato aúna Social, Local y Content. Todo lo que nos gusta en Soloka Brands.  Si fueras una marca que quisiera conectar con las mujeres, abanderando desde el feminismo tu narrativa, ¿no te gustaría contar esta historia?

Jóvenes de alquiler en casas de mayores: un win-win

En un mundo que avanza deprisa, donde la tecnología y las dinámicas sociales cambian constantemente, hay una realidad que nos interpela: la soledad de nuestros mayores y la dificultad de los jóvenes estudiantes para encontrar un hogar asequible.  Ante esa situación, surge una solución hermosa y enriquecedora: el alquiler de habitaciones por parte de personas mayores a estudiantes. Este intercambio no solo ofrece un techo asequible, sino que también crea un espacio de encuentro lleno de vida, aprendizaje y compañía. La soledad es una sombra que acecha a muchos de nuestros mayores. Según datos recientes, más del 30% de las personas mayores en España se sienten o viven solas. Esta soledad puede tener efectos devastadores en su salud física y emocional, aumentando el riesgo de depresión y enfermedades crónicas. En este contexto, la convivencia con jóvenes puede ser un bálsamo revitalizante. La risa contagiosa de un estudiante, las historias compartidas durante la cena o simplemente el hecho de saber que hay alguien más en casa pueden transformar la atmósfera del hogar. Por otro lado, los jóvenes estudiantes enfrentan desafíos significativos al buscar alojamiento. Las ciudades universitarias como Madrid son conocidas por sus altos precios de alquiler, lo que dificulta que muchos puedan acceder a un lugar donde vivir mientras persiguen sus sueños académicos. La presión económica se suma al estrés académico, creando un cóctel complicado para aquellos que intentan construir su futuro. Aquí es donde entra en juego el programa Convive, impulsado por la asociación Solidarios. Este programa busca conectar a personas mayores con estudiantes universitarios en Madrid, creando una red de apoyo mutuo. A través de Convive, los mayores ofrecen habitaciones disponibles en sus hogares a cambio de compañía y ayuda ocasional con tareas cotidianas. Es un verdadero win-win: los estudiantes encuentran un lugar asequible donde vivir y los mayores disfrutan de la compañía y el dinamismo juvenil. Este tipo de convivencia va más allá del simple intercambio económico; se trata de construir puentes entre generaciones. Los jóvenes aportan frescura e ideas nuevas mientras que los mayores ofrecen sabiduría y experiencia vital. Juntos crean un ambiente enriquecedor donde ambos aprenden unos de otros. Además, estas interacciones ayudan a combatir estigmas asociados a la vejez y fomentan el respeto mutuo entre generaciones. Los estudiantes aprenden sobre la historia vivida por sus compañeros mayores; estos últimos ven reflejadas sus propias esperanzas y sueños en los ojos curiosos de los jóvenes. El programa Convive es solo uno de muchos ejemplos que demuestran cómo podemos transformar nuestra sociedad mediante iniciativas solidarias locales. Al abrir nuestras puertas y corazones a quienes nos rodean, no solo ayudamos a otros; también nos ayudamos a nosotros mismos. Porque al final, jóvenes, adultos y mayores buscamos lo mismo: compañía, comprensión y un lugar al que llamar hogar.   Este relato aúna Social, Local y Content. Todo lo que nos gusta en Soloka Brands.  Si fueras una marca que quisiera conectar con los jóvenes, abordando de forma directa sus preocupaciones, ¿no te gustaría contar esta historia?

“Soy el único habitante de mi pueblo”

En el corazón de Pontevedra, en el municipio de Rodeiro, hay varias aldeas con tres o cuatro viviendas. Una de ellas es Villarabid, en la que solo hay un habitante empadronado… Y no se quiere marchar. ¿Os imagináis cómo es la vida en absoluta soledad, cuando los servicios a tu alrededor cada vez son menores o desaparecen? Poneos en su lugar, e imaginemos juntos como es la vida de esa persona que es el último habitante de este lugar que una vez vibró con risas, conversaciones y sueños compartidos. “Recuerdo cuando llegué aquí hace más de cinco décadas. Era un joven lleno de ilusiones, atraído por la belleza natural de estas tierras y la tranquilidad que ofrecían. En aquel entonces,  Villarabid contaba con una comunidad pequeña pero unida. Las fiestas patronales eran momentos de alegría donde todos nos reuníamos para celebrar. Sin embargo, con el paso del tiempo, las circunstancias fueron cambiando. La juventud se marchó en busca de oportunidades en las ciudades; las familias se desintegraron y los ecos de las risas comenzaron a desvanecerse. Hoy, mi día a día transcurre entre la rutina y la nostalgia. Me despierto al amanecer, cuando el canto del gallo resuena en el silencio del pueblo. Salgo al exterior y me encuentro rodeado por la naturaleza: los árboles susurran al viento y el río murmura historias antiguas. A veces me siento afortunado por poder disfrutar de esta paz, pero otras veces la soledad pesa como una losa sobre mis hombros. Mis tareas diarias son simples pero significativas. Cuido del pequeño huerto que he cultivado con esmero; aquí planto tomates, pimientos y algunas hierbas aromáticas. La agricultura ha sido mi compañera fiel en esta vida solitaria. Cada cosecha es un motivo de celebración, un recordatorio de que aún puedo contribuir a algo más grande que yo mismo. Sin embargo, hay días en los que la soledad se siente abrumadora. Echo de menos las charlas con mis vecinos sobre el clima o las últimas noticias del pueblo; echo de menos el bullicio que solía llenar las calles. Mis únicos compañeros son los animales: un perro llamado Rocco que siempre está a mi lado y algunos gatos que han decidido hacer de mi casa su hogar. A veces me pregunto qué pasará con Villarabid cuando ya no esté aquí. ¿Se convertirá en un recuerdo olvidado? ¿Se desvanecerá como lo han hecho tantas otras aldeas vacías? Es doloroso pensar en ello, pero también me impulsa a luchar por mantener viva la esencia de este lugar. He comenzado a recibir visitas ocasionales: grupos escolares interesados en conocer la España vaciada o voluntarios que vienen a ayudarme con algunas tareas. Sus sonrisas traen consigo un rayo de esperanza; me recuerdan que no estoy completamente solo en este mundo cambiante. Cada conversación es un regalo, cada mirada curiosa una chispa que aviva mi espíritu. Así sigo adelante, cuidando mi hogar y esperando que algún día más personas decidan regresar a estos pueblos olvidados o encontrar belleza en lo simple. Porque al final del día, lo que realmente importa no son los números ni las estadísticas; son las historias humanas que dan vida a cada rincón del mundo. Y mientras haya vida en mí, seguiré siendo el guardián de Villarabid, esperando que algún día otros encuentren su camino hacia aquí y descubran lo maravilloso que puede ser vivir rodeado por la naturaleza y la historia”. La España vaciada no es solo una cuestión demográfica; es una historia llena de emociones, luchas y esperanzas. En cada rincón olvidado hay vidas como la de este único habitante de Villarabid, historias que merecen ser contadas y escuchadas. Aunque estas aldeas sean solo puntos diminutos en el mapa, su existencia tiene valor; representan la resistencia ante la adversidad (esa KA) y el amor por nuestras raíces.   Este relato aúna Social, Local y Content. Todo lo que nos gusta en Soloka Brands.  Si fueras una marca con necesidades de comunicación en Pontevedra, ¿no te gustaría contar esta historia?

La Algalameca Chica: paz y anarquía

Hoy os contaremos una historia de resistencia, pero también de armonía entre vecinos y porqué no decirlo, de anarquía. Hoy os hablaremos de La Algalameca Chica.  En la desembocadura de la rambla de Benipila, donde el Mediterráneo abraza la costa con su suave murmullo, se encuentra un pequeño rincón del mundo que desafía las convenciones: La Algameca Chica. Este poblado centenario, con sus casas de colores y su espíritu indomable, ha logrado sobrevivir a pandemias, adversidades climáticas y enfrentamientos con las autoridades durante más de un siglo. Aquí, el tiempo parece haberse detenido, como si los días soleados de pesca y baños en la playa nunca hubieran dejado de existir. La historia de La Algameca Chica comienza hace cien años, cuando un grupo de pescadores, mineros y veraneantes decidió crear su propio paraíso en este enclave privilegiado. Con un permiso temporal de la Armada, estos pioneros construyeron un hogar donde la naturaleza y la comunidad se entrelazan en perfecta armonía. Hoy, un siglo después, este lugar sigue brillando con una vitalidad inquebrantable. Las barracas han sido transmitidas de padres a hijos, cada una cargada de historias y recuerdos que dan vida a sus muros. “Seguimos en el mismo sitio donde veraneábamos de chicos”, comparte José Manuel De Haro, presidente de la asociación de vecinos y la “autoridad moral” del lugar.  Sus habitantes han ido mejorado sus hogares, sin perder la esencia “anárquica” que los define. A pesar de no contar con agua corriente ni sistemas eléctricos convencionales, los habitantes han encontrado formas ingeniosas de adaptarse. Se mantienen con depósitos de agua o trayéndola desde zonas cercanas. Sin embargo, lo que realmente destaca es su capacidad para abrazar la sostenibilidad: La electricidad ahora proviene de placas solares, allí no necesitan nada más. Este pequeño asentamiento no posee ni 15 vecinos durante todo el año. Casi todos, jubilados. En La Algalameca Chica no hay escuelas ni trabajos remunerados, solo se trabaja para ayudar a los vecinos. Sin embargo, en verano este lugar mágico recupera la vida, y llega a acoger hasta 500 personas,  muchas residentes ahora en Cartagena o Murcia. La Algameca Chica es más que un simple asentamiento; es un símbolo de resistencia, como la KA de Soloka Brands.   Este relato aúna Social, Local y Content. Todo lo que nos gusta en Soloka Brands.  Si fueras una marca con necesidades de comunicación en Murcia, ¿no te gustaría contar esta historia?

Los inquilinos del antiguo convento de Azpeitia

Os vamos a contar una historia que aúna un sólido relato con el impacto social local. Hoy hablaremos del renacer de un antiguo convento, y como la rehabilitación y el foco del Gobierno de Guipúzcoa en atender las necesidades de vivienda de los jóvenes con pocos recursos, han dado como resultado hogares únicos para estos jóvenes.  El antiguo convento de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús en Azpeitia, con más de un siglo de historia, fue desde siempre un refugio para quienes buscaban paz y espiritualidad. Pasada su etapa de esplendor místico, estuvo en silencio durante años, se fue abandonando, y sus muros solo quedaron para guardar secretos y recuerdos de generaciones pasadas.  Ahora, tras un largo periodo de abandono, gracias al impulso de las instituciones vascas, se ha transformado en 48 acogedores apartamentos, destinados a jóvenes menores de 36 años. Con una inversión de 6 millones de euros, este proyecto no solo representa una solución habitacional; es un faro de esperanza y renovación para toda la comunidad de Azpeitia. Cada rincón ha sido revitalizado con amor y dedicación, preparándose para abrir sus puertas a jóvenes que buscan un lugar donde comenzar su camino hacia la independencia. La finalización de las obras simboliza un compromiso renovado con la comunidad, reflejando la urgencia de ofrecer soluciones habitacionales que respondan a las necesidades actuales. Cada llave entregada es un símbolo de nuevas oportunidades.. En un mundo donde la necesidad de vivienda asequible es cada vez más apremiante, este proyecto responde a esa llamada con empatía y determinación. Los futuros inquilinos podrán acceder a estos apartamentos en régimen de alquiler, con un canon social adaptado a sus ingresos, asegurando que nadie tenga que destinar más del 30% de sus recursos al alquiler. Esta medida no solo alivia la carga económica sobre los jóvenes; les brinda la oportunidad de construir su futuro sin el peso constante del estrés financiero.   Este relato aúna Social, Local y Content. Todo lo que nos gusta en Soloka Brands.  Si fueras una marca con necesidades de comunicación en Guipúzcoa, ¿no te gustaría contar esta historia?

¿Cómo trabajamos en SOLOKA BRANDS?

¿Cómo trabajamos en SOLOKA BRANDS? Nuestra metodología de trabajo se basa en la co-creación, y trabajamos las estrategias de comunicación para las marcas desde todos los ángulos del ecosistema social y local. 1. EL BRIEFING… Y EL DEBRIEF Lo primero es lo primero. Necesitamos conocer las necesidades de tu marca, siempre partiendo de tu/s áreas locales de interés, y de tu propósito social. A partir de esa toma de briefing, comenzaremos a trabajar, y posiblemente te hagamos algunas preguntas para afinar nuestra propuesta. 2. LA INVESTIGACIÓN Comenzaremos a trabajar tu estrategia desde TU lugar. Esto significa que investigaremos a fondo cómo es el consumidor del área que te interesa: qué le gusta, por dónde se mueve, cuál es su relación con los medios, qué necesidades reales (enlazadas con tu propósito de marca) tiene su comunidad, qué expresiones y costumbres pueden ser punta de lanza en nuestra estrategia de comunicación de proximidad, etc. 3. LOS RELATOS En paralelo, buscaremos relatos potentes de esa zona, siempre vinculados a las necesidades de tu marca.De las historias que encontremos, seleccionaremos las más interesantes. esta fase de curación de contenidos es clave para que nuestra propuesta cuente con relatos atractivos para tu audiencia. 4. PRIMER CHECK POINT Os presentaremos una estrategia inicial, con un concepto estratégico paraguas, y algunos relatos que enlazan con este. Validaremos con tu marca (y con tus agencias) si vamos alineados en nuestra propuesta con lo que esperábais. En este primer check point, también os propondremos el mejor formato de Branded Content para que estos relatos lleguen muy muy lejos… en local.Si nos dais el GO, seguimos. Si no, la retrabajaremos hasta que demos con el qué y con el cómo. No siempre se acierta a la primera. 5. CONTACTAMOS CON PARTNERS LOCALES Una vez ok, contactaremos con equipos locales. En esta fase seleccionaremos los creadores locales más adecuados, que elegiremos en función del formato elegido: guionistas, directores, escritores, ilustradores, muralistas… con un único requisito: siempre serán de la zona donde se desarrollan los relatos.También, si es necesario, buscaremos en la zona otro tipo de proveedores: productoras audiovisuales, estudios de grabación de podcast, editoriales, imprentas, etc.A partir de este punto, iremos compartiendo con tu equipo todos los avances de la propuesta, para que podamos valorarlos conjuntamente. 6. DESARROLLO Y EJECUCIÓN Tras validar relato, formato, equipo local, etc. viene lo mejor: Vamos a dar forma a este Branded Content Social y Local, que tanto nos gusta en Soloka Brands. ¡Comienza la producción! (con equipos en local). 7. DIFUSIÓN LOCAL A través de medios locales, seleccionados en función del formato (Prensa, Audio, TV, productoras con acuerdos con plataformas de VOD), con PR local y Redes Sociales / Digital geosegmentado.Siempre de la mano de tus agencias de medios, PR, Redes o Digital, a las que asesoraremos si no cuentan con experiencia en estrategias de comunicación locales.Si no tienes agencias, te ayudamos a encontrar la mejor para la comunicación social y local de tu marca.   ¡Así somos en Soloka Brands!